RoadShows. Marcas se van de gira.
Marcas que se van de gira. Necesidad por llegar más y en mejores condiciones que la competencia. Deseos de hacer vivir una experiencia en primera persona. Todo eso y mucho más son los roadshows, una modalidad de comunicación en directo que lleva lustros utilizándose pero que vuelve a vivir una época de esplendor.
Una marca que no sociabiliza en el entorno actual lo tiene muy complicado. Hemos hablado toda la vida de marketing relacional, no dejar escapar ninguna oportunidad de contacto con el cliente para generar una relación duradera con él.
A las marcas ya no les vale sólo con dejarse ver, tienen que dejarse sentir, tienen que generar vínculos que sean muchos más férreos que los que puede generar la competencia. Como en Noved nos gusta decir, “no cuentes historias a tus clientes, mejor házselas vivir”.
Hay que ir a buscar a los clientes, ponérselo fácil… ¿dónde esta mi target? Pues allá que me voy, trataré de llamar su atención y hacer que se relacionen conmigo, que vivan una experiencia a mi lado más allá del puro impacto comercial.
En este sentido ganan peso los roadshows, donde mis clientes tienen la posibilidad de relacionarse conmigo de un modo directo y experiencial.
La reactivación de la inversión publicitaria ha provocado que las marcas busquen nuevas maneras de interactuar con su público, y aquí, una formula tan clásica como el roadshow goza ahora, en la era en la que tanto contacto digital nos obliga a complementar con acciones off-line, de una nueva época dorada.
¿Por qué contarles únicamente cuán buena es la gastronomía local si además puedo ir a donde ellos están, mostrarle un buen showcooking, con un cocinero reconocido y con alta credibilidad, y hacer que realmente “toquen” esa gastronomía? Es lo que hicimos con nuestra campaña gastronómica de #MiMarMenor (ver caso aquí).
Hay que tener en cuenta que el roadshow no exige funcionar dentro de un vehículo. Suele optarse por esta dinámica a fin de economizar en montajes y desmontajes, controlar más la experiencia y el propio montaje de la acción, así como la agilidad de ésta. Es su carácter itinerante lo define. Ser una acción capaz de replicarse con exactitud en un sitio u otro.
No sólo Llegamos a una gran cantidad de personas y economizamos/rentabilizamos respecto a un evento aislado. Lo bueno, la magia del roadshow, es que la marca se aproxima al target, se hace accesible, y al final, es el propio público el que decide acercarse e interactuar. Existe una predisposición por su parte que otorga un altísimo valor a la acción y a la proactividad con la que el público objetivo se relaciona con nosotros. No es para nada intrusiva y eso hace que la credibilidad de la marca permanezca inalterable (algo muy a tener en cuenta hoy en día en el que hay marcas que “se queman” de manera descarada por su intrusividad).
Además, y como cualquier otro evento, el feed-back es importante. Testamos la marca, vemos que les parece, sus reacciones y además obtenemos una valiosísima captación de datos que nos sirven para futuras acciones relacionales.